En el 2007 estaba en la universidad todavía. Estudié Comunicación por que entonces no existía Cinematografía como carrera legitima. Uno de los aspectos más interesantes de la Uni era el festival anual Corto Creativo pero celebrar al cine una vez al año no era suficiente, no para un maníaco como yo. Hice lo posible por inaugurar el Cine Club de las Californias, un espacio con un horario incomodo y poco concurrido pero al fin y al cabo, era un cine club. Era mi escusa para programar movies para mis compañeros y poder experimentar lo mismo. Siempre ha sido ese el pedo, me gusta compartir.
Los días pasaron y nunca estuve 100% cómodo con ese cine club. No que hubiera algo malo en él, pero como pasa siempre, se vuelve necesario explorar otras opciones. Crecí viendo el cine mas mainstream de la historia, tanto, que Jurassic Park sigue siendo una de mis favoritas. Luego en mi adolescencia tuve esa etapa pretenciosa de solo consumir cine de arte, el cine de medianoche de Canal Once y ciclos artsy del Café Revolver, todo es educativo y se queda. A estas alturas ya hice mis paces con Hollywood y prefiero ver Battleship por encima de cualquier otra movie cualquier día de la semana, pero hubo ese momento intermedio donde me obsesioné, y sigo teniendo como mi Lado B, el amor por el cine de horror.
Yo no me eduqué con este género como muchos lo hicieron, pero mi deseo de encontrar algo en la frontera entre lo comercial y lo abstracto me enamoró del cine de horror. Movies en las que un montón de gente se apila para ver y en la pantalla no hay otra cosa más que gente descuartizada. Siempre me resulta interesante como nos atrapamos en el lado oscuro del alma, enfrentamos el miedo (o no) y nos volvemos personas mas civilizadas. El horror es inherente a la especie humana y un bonche de creadores encontraron la manera de volverlo espectáculo. Europeo, japonés, mexicano, del presente y del pasado, El Vampirascopio cine club nace en el 2008 con la intención de evolucionar un simple cine club universitario y traer al micro-plano que es Tijuana, una oferta visual que no podían rechazar.
Con una pequeña cantidad de carteles baratos impresos y un ya extinto myspace, comencé. Fue en el café Casa de la 9 donde programe mi primer ciclo para siempre inolvidable: Inside de Alexandre Bustillo y Julien Maury, Frontiers de Xavier Gens, Rec de Paco Plaza y Jaumé Balagueró y Mother of Tears de Dario Argento. Todas las proyecciones fueron gratis y estuvieron llenas.
Siempre estaré agradecido con la gente que conocí y frecuenté en el cine club. Al principio era doblemente excitante por que había una chica que solía ir a las funciones que me gustaba. Un mes o dos después comenzamos una relación que duró como 3 años. Los fans hardcore que así me mudara de sede, me seguían. Hasta el Café Calavera y finalmente La Bodega Aragón. Me comentaban en el myspace, o eventualmente facebook,¿Que películas vas a proyectar el mes que entra? NUNCA he compartido este archivo que siempre pensé sería para mis ojos únicamente, pero es un historial COMPLETO de todas las movies que pasaron en el cine club. No es que sea secreto, al fin y al cabo todas las carteleras se anunciaban en nuestras redes, pero era solo un control interno. En retrospectiva fue breve, como un flash. Pero en ese flash llegue a conocer a cineastas, músicos y sobre todo gente interesante que hasta hoy, siguen emocionando a la ciudad con su magia.
El Vampi, como le dicen muchos de cariño, llegó en un tiempo social y culturalmente transicional, del DVD al Blu-ray y al streaming. La piratería siempre ha estado presente y conseguir movies se había vuelto más fácil aún, incluso yo proyectaba varias cosas de afuera por que sabia que aquí nunca habría otra forma de verlas. Creo haber escuchado un rumor de que pensaban demandarme por algún flick que proyecté. Para mi siempre ha sido una leyenda urbana, pero es síntoma de lo mismo, la piratería digital. Si bien para los geeks ya era noticia vieja, el espectador común prefirió quedarse en casa y solo picarle play a un botón.
Después de tener salas llenas y shows de rock atascados, incendiarios con San Pedro el Cortez y la fantasmagoria de Dani Shivers, movies de tripa retorcida comoA Human Centipede y Martyrs, la ultima etapa del cine club estuvo desértica como... el desierto. Mi novia y yo nos separamos y por irrelevante que suene, ese era como el ultimo gran vínculo emocional al proyecto. También, en paz descanse, Jesús Urias, quien manejó el cine club más longevo de la ciudad (CINEFI por 15 años) se llevo un enorme legado personal, y publico, consigo: la tradición del cine club. Ya no existen en la ciudad. Ni generales, ni especializados salvo alguno que otro institucionales. De pronto algún interesado saca un cartel o dos, pero como las respuestas siempre son pobres, tiran la toalla. Los proyeccionistas mueren tan pronto como nacen. De la nada, mientras veíamos movies ya sea ilegalmente o por Netflix, la ciudad finalmente inauguró su propia Cineteca Tijuana, el último bastión para los cinefagos. Y aún me atrevería a decir, que su taquilla no creo sea tan impresionante como quizá hubiese sido 10 o 5 años antes.
Cuando hago estos textos y me paseo por mi archivo del Vampi mis ojos se mojan tantito. He intentado volver pero la respuesta siempre ha sido la misma, escasa. Nada como los gloriosos primeros 2 años del cine club. Quizá algo no estoy haciendo bien o mi tiempo pudo ya haberse terminado, la ultima y menos culplable es la audiencia. Me mudé a hacer podcasts como la Esquina del Cine para seguir alimentando mi cinefilia la cual, podrán pasar mil años, definitivamente nunca desvanecerá. Cuando veo movimientos como el Zombie Walk Tijuana o grupos online como Horror Film Fans brotar me emociono ahora yo como el fan que una vez fui, esperando que el anfitrión ahora sea otro. Eso es lo que considero el legado del Vampi. Que nuevas generaciones encuentren nuevas maneras de hacer el amor por su cine, de horror o del que sea, mas excitante para todos.
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@brijandez
Los días pasaron y nunca estuve 100% cómodo con ese cine club. No que hubiera algo malo en él, pero como pasa siempre, se vuelve necesario explorar otras opciones. Crecí viendo el cine mas mainstream de la historia, tanto, que Jurassic Park sigue siendo una de mis favoritas. Luego en mi adolescencia tuve esa etapa pretenciosa de solo consumir cine de arte, el cine de medianoche de Canal Once y ciclos artsy del Café Revolver, todo es educativo y se queda. A estas alturas ya hice mis paces con Hollywood y prefiero ver Battleship por encima de cualquier otra movie cualquier día de la semana, pero hubo ese momento intermedio donde me obsesioné, y sigo teniendo como mi Lado B, el amor por el cine de horror.
Yo no me eduqué con este género como muchos lo hicieron, pero mi deseo de encontrar algo en la frontera entre lo comercial y lo abstracto me enamoró del cine de horror. Movies en las que un montón de gente se apila para ver y en la pantalla no hay otra cosa más que gente descuartizada. Siempre me resulta interesante como nos atrapamos en el lado oscuro del alma, enfrentamos el miedo (o no) y nos volvemos personas mas civilizadas. El horror es inherente a la especie humana y un bonche de creadores encontraron la manera de volverlo espectáculo. Europeo, japonés, mexicano, del presente y del pasado, El Vampirascopio cine club nace en el 2008 con la intención de evolucionar un simple cine club universitario y traer al micro-plano que es Tijuana, una oferta visual que no podían rechazar.
Con una pequeña cantidad de carteles baratos impresos y un ya extinto myspace, comencé. Fue en el café Casa de la 9 donde programe mi primer ciclo para siempre inolvidable: Inside de Alexandre Bustillo y Julien Maury, Frontiers de Xavier Gens, Rec de Paco Plaza y Jaumé Balagueró y Mother of Tears de Dario Argento. Todas las proyecciones fueron gratis y estuvieron llenas.
Siempre estaré agradecido con la gente que conocí y frecuenté en el cine club. Al principio era doblemente excitante por que había una chica que solía ir a las funciones que me gustaba. Un mes o dos después comenzamos una relación que duró como 3 años. Los fans hardcore que así me mudara de sede, me seguían. Hasta el Café Calavera y finalmente La Bodega Aragón. Me comentaban en el myspace, o eventualmente facebook,¿Que películas vas a proyectar el mes que entra? NUNCA he compartido este archivo que siempre pensé sería para mis ojos únicamente, pero es un historial COMPLETO de todas las movies que pasaron en el cine club. No es que sea secreto, al fin y al cabo todas las carteleras se anunciaban en nuestras redes, pero era solo un control interno. En retrospectiva fue breve, como un flash. Pero en ese flash llegue a conocer a cineastas, músicos y sobre todo gente interesante que hasta hoy, siguen emocionando a la ciudad con su magia.
El Vampi, como le dicen muchos de cariño, llegó en un tiempo social y culturalmente transicional, del DVD al Blu-ray y al streaming. La piratería siempre ha estado presente y conseguir movies se había vuelto más fácil aún, incluso yo proyectaba varias cosas de afuera por que sabia que aquí nunca habría otra forma de verlas. Creo haber escuchado un rumor de que pensaban demandarme por algún flick que proyecté. Para mi siempre ha sido una leyenda urbana, pero es síntoma de lo mismo, la piratería digital. Si bien para los geeks ya era noticia vieja, el espectador común prefirió quedarse en casa y solo picarle play a un botón.
Después de tener salas llenas y shows de rock atascados, incendiarios con San Pedro el Cortez y la fantasmagoria de Dani Shivers, movies de tripa retorcida comoA Human Centipede y Martyrs, la ultima etapa del cine club estuvo desértica como... el desierto. Mi novia y yo nos separamos y por irrelevante que suene, ese era como el ultimo gran vínculo emocional al proyecto. También, en paz descanse, Jesús Urias, quien manejó el cine club más longevo de la ciudad (CINEFI por 15 años) se llevo un enorme legado personal, y publico, consigo: la tradición del cine club. Ya no existen en la ciudad. Ni generales, ni especializados salvo alguno que otro institucionales. De pronto algún interesado saca un cartel o dos, pero como las respuestas siempre son pobres, tiran la toalla. Los proyeccionistas mueren tan pronto como nacen. De la nada, mientras veíamos movies ya sea ilegalmente o por Netflix, la ciudad finalmente inauguró su propia Cineteca Tijuana, el último bastión para los cinefagos. Y aún me atrevería a decir, que su taquilla no creo sea tan impresionante como quizá hubiese sido 10 o 5 años antes.
Cuando hago estos textos y me paseo por mi archivo del Vampi mis ojos se mojan tantito. He intentado volver pero la respuesta siempre ha sido la misma, escasa. Nada como los gloriosos primeros 2 años del cine club. Quizá algo no estoy haciendo bien o mi tiempo pudo ya haberse terminado, la ultima y menos culplable es la audiencia. Me mudé a hacer podcasts como la Esquina del Cine para seguir alimentando mi cinefilia la cual, podrán pasar mil años, definitivamente nunca desvanecerá. Cuando veo movimientos como el Zombie Walk Tijuana o grupos online como Horror Film Fans brotar me emociono ahora yo como el fan que una vez fui, esperando que el anfitrión ahora sea otro. Eso es lo que considero el legado del Vampi. Que nuevas generaciones encuentren nuevas maneras de hacer el amor por su cine, de horror o del que sea, mas excitante para todos.

@brijandez